Hasta donde sé, tengo entendido que existe cierta división entre los biólogos en cuanto a si la capacidad de la selección natural de moldear los organismos es ilimitada. Richard Dawkins parece ser uno de los partidarios de la idea de que, mientras existan las condiciones ambientales adecuadas, la selección natural podrá, tarde o temprano, actuar en la dirección que el ambiente exija, otorgando al mecanismo una práctica infinidad de posibilidades de actuación.
Jose Antonio García Bellido expone interesantes argumentos contra esta idea en una entrevista de hace algunos años que puede leer aquí. Copio literalmente algunos fragmentos:
–Los genes no tienen muchos grados de libertad de cambio aparte de combinarse entre ellos de diversas maneras (… )El grado de libertad para evolucionar es limitado. No se trata de mezclar factores, sino de sacar partido a lo que ya hay y, por lo tanto, esto supone un freno a la evolución. La evolución sólo tiene sentido repitiendo, combinando. Se pueden cambiar muchos factores, pero no es una evolución ad libitum que dependa sólo de los cambios ambientales, sino que está muy limitada por lo que el sistema interno pueda proponer.
Personalmente me encuentro más cercano a la postura del segundo autor, por la razón siguiente.
Recuerdo una clase de microbiología en la universidad en la que se hablaba acerca de la resistencia de las bacterias a los antibióticos. Nos hablaban sobre cómo aparecían dichas resistencias, sobre los mecanismos que las producían y el porqué de los mismos. La cuestión que captó mi atención fue que, al parecer, una bacteria concreta, el Sreptococcus pyogenes, que desarrolla infecciones de la piel y las mucosas tales como celulitis o faringitis, no había desarrollado resistencia a las penicilinas a pesar de que esta familia de antibióticos se han utilizado históricamente con obstinación para el tratamiento de las infecciones producidas por esta especie bacteriana. Lo que captó mi atención fue el hecho de que, a diferencia de otras especies pertenecientes al mismo género, como el Streptococcus pneumoniae, que ha desarrollado diversos mecanismos de resistencia a los mismos antibióticos, ésta había permanecido insensible a los mismos-
Lo que me hizo concluir que, por alguna razón que ignoro, el S. pyogenes carece de la maquinaria genética necesaria para desarrollar resistencia a las penicilinas a pesar de un ambiente de lo más favorable para hacerlo, y que, por lo tanto, Bellido tenía razón, y las capacidades de la selección natural son limitadas.